martes, 3 de febrero de 2009

Prólogo

Todo el mundo ha oído hablar de las sirenas. Durante más de 2000 años ha habido fábulas encantadoras donde las sirenas eran chicas mitad mujeres, mitad peces, bellezas capaces de crear historias donde salían fuera del agua y se convertían en humanas y otro tipo de historias en las que encandilaban a los hombres hasta una muerte segura. Pero ahora se sabrá la verdad sobre ellas, sobre toda su raza.

No son preciosas medio humanas, ni los hombres son atléticos guerreros con cola de pez, en realidad son una segregación humana. Cuando la evolución quiso que los mamíferos terrestres aparecieran fuera del agua por primera vez, hubo una rama con las mismas características genéticas que mutó para quedarse dentro. Así poco a poco y tras milenios de evolución, unos seres con la misma inteligencia que un humano, se han ido desarrollando en las profundidades de los océanos. Poseen características muy similares a las de los hombres, sus cabezas poseen rostros con ojos en la parte frontal y bocas con las mismas características masilo faciales, tienen narices muy similares a las humanas porque aún respiran oxígeno en cavernas submarinas pero son más estrechas y contienen unas válvulas de presión. Tienen brazos y piernas idénticos a los humanos terrestres, por dentro sus órganos están colocados de distinta forma, casi todos los órganos están desplazados hacia el bajo vientre y han mermado de tamaño, dejando en su lugar unos pulmones más grandes, capaces de aguantar horas la respiración. Poseen unas cabelleras espesas de un color verde igual al de su piel. Sus manos y pies son palmeados, hasta tienen lo que podríamos llamar pulgar, o dedo prensil.
No sabemos describir cómo, pero de alguna forma, la carga genética que hizo posible que un homo habilis llegara a existir, se hizo patente en una comunidad submarina.

Si alguno de estos seres llega a morir fuera de su hábitat y queda varado en una orilla a expensas de ser descubierto por la población del exterior, nadie sospecharía haber encontrado nada extraño. Al contacto con la luz solar se secan rápidamente los especimenes muertos, se descomponen sus cuerpos a una velocidad pasmosa, quedando solamente un esqueleto humano con alguna tara, pero que al fin y al cabo, un esqueleto humano, que no da lugar a dudas, ni a teorías sobre una civilización de seres subacuáticos.

Cuando esculpieron la sirenita de Copenhague se acercaron bastante al hecho de hacerla con dos piernas. Auque le falten diversas escamas en algunas zonas.
Puestos a describir a esta raza en auge, tengo que comentar también su afán por lo tradicional, tradicional en su mundo, que también ha ido evolucionando. La igualdad entre Sirenas y Atlantes se ha hecho palpable, y hay una gran similitud a como están jerarquizados, tal vez un poco por detrás con respecto a la historia del mundo terrestre, pues me temo que se quedaron un poco varados en el aspecto feudal.

Existen varios reyes, muchos no se conocen entre sí, pues las fallas subacuáticas de los distintos mares crean corrientes incapaces de atravesar, para seres como ellos. Además un atlante o una sirena no se alejan casi nunca de su hogar, necesitan el aire que se crea en las cavernas submarinas a partir de ciertas algas, para poder respirar. La luz que tienen en sus hogares es completamente natural, pero no es solar. Sabemos porque han sido descubiertos en muchos lugares que ciertos tipos de medusas y otras criaturas producen luminosidades, así que los atlantes cazan a estos seres introduciéndolos en charcas especiales, creando así una luz proveniente del agua que ilumina todas las cavernas. Las mayores cavernas son escavadas con mucho arte por maravillosos ingenieros y arquitectos, y es ahí donde viven. Creando su propio mundo a través de cosas relativamente sencillas.

Podría contar tantas maravillas que no sabría cuando acabar. Pero todo irá más despacio ahora. ¿Cómo soy yo capaz de saber todo esto? Porque yo, un simple humano que llegó a tener el gran honor observar todo su mundo. Un mundo hermoso, que hemos destruido.

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